Expertos debaten sobre el uso de IA en tribunales
La inteligencia artificial (IA) avanza en distintos ámbitos, y el judicial no es la excepción. En Roma, magistrados, investigadores y referentes del sector participaron en una cumbre internacional donde analizaron el impacto de la IA en la administración de justicia. El debate giró en torno a sus aplicaciones, beneficios y los riesgos que podría implicar en un sistema donde la toma de decisiones afecta vidas humanas.
¿Puede la IA reemplazar a un juez?
El juez misionero César Jiménez, presidente del Comité Panamericano de Juezas y Jueces por los Derechos Sociales y la Doctrina Franciscana (Copaju), expuso en el encuentro y dejó en claro que, si bien la IA tiene el potencial de democratizar el acceso al conocimiento y optimizar el trabajo judicial, el razonamiento humano sigue siendo insustituible al dictar una sentencia.
“Nos encontramos en un punto de inflexión histórica y ante una verdadera revolución cognitivo-industrial. La inteligencia artificial avanza con la promesa de fortalecer la justicia, pero quienes trabajamos en el terreno sabemos que este progreso no es inocente. También entraña riesgos: el refuerzo de prejuicios en algoritmos opacos, la automatización de decisiones y la amenaza de una justicia deshumanizada”, expresó el magistrado.
En su intervención, Jiménez se preguntó si la IA podría suplantar la inteligencia humana en la labor de juzgar: “La respuesta es no. Hay áreas donde su uso resulta determinante, pero en otras, el pensamiento humano, la experiencia y la espiritualidad son insustituibles”.
Los riesgos de la automatización en la justicia
La cumbre abordó los peligros de una dependencia excesiva de la inteligencia artificial en la administración judicial. Si bien la digitalización de expedientes y la automatización de procesos pueden hacer más eficiente el sistema, los especialistas advirtieron sobre la posibilidad de que los algoritmos perpetúen prejuicios históricos, generando fallos discriminatorios o alejados de la realidad social.
“Nos encontramos en una era donde decisiones que antes dependían exclusivamente del criterio humano ahora son delegadas a sistemas cuya lógica es muchas veces inaccesible. La pregunta que debemos hacernos es simple: ¿quién tiene el control?”, reflexionó Jiménez ante sus pares.
En este sentido, alertó sobre el riesgo de que la IA amplifique desigualdades y termine beneficiando solo a determinados sectores. “Sabemos lo que significa que un sistema judicial funcione para unos pocos mientras la mayoría queda a la intemperie. No podemos permitir que la tecnología se convierta en una nueva herramienta de exclusión”, enfatizó.
Aplicaciones de la IA en la justicia
El debate también incluyó una revisión de los usos actuales de la inteligencia artificial en el ámbito judicial. Entre ellos se destacan la automatización de procesos administrativos, la digitalización de documentos y la implementación de modelos predictivos que permiten analizar patrones de casos previos para detectar tendencias.
Si bien estos avances pueden hacer que la administración de justicia sea más ágil y accesible, los expertos advirtieron que su implementación debe estar acompañada de una regulación clara y de principios éticos que garanticen su uso responsable.
Hacia una inteligencia artificial al servicio de la justicia
Como conclusión, los participantes coincidieron en la necesidad de que la IA esté al servicio de la humanidad y no al revés. “Para ello, debemos impulsar una inteligencia artificial basada en principios éticos y en el respeto a los derechos humanos, asegurando que su regulación priorice la dignidad de las personas”, señaló Jiménez.
También insistió en que la digitalización no debe convertirse en una barrera de exclusión, sino en una herramienta que amplíe el acceso a la justicia de manera equitativa. Finalmente, hizo un llamado a la transparencia y la veracidad en el uso de la tecnología: “Debemos evitar que la IA sea utilizada para desinformar, manipular o distorsionar la realidad”.
La cumbre en Roma dejó en claro que la inteligencia artificial representa tanto una oportunidad como un desafío para el sistema judicial. La clave estará en encontrar el equilibrio entre la innovación y los valores fundamentales de la justicia, asegurando que la tecnología fortalezca la democracia y respete la dignidad de cada persona.
Fuente: El Territorio.