En un movimiento destinado a intensificar la presión contra el gobierno venezolano, Estados Unidos aumentó la recompensa ofrecida por la detención de Nicolás Maduro a 25 millones de dólares. Esta cifra representa el máximo ofrecido por el Departamento de Justicia norteamericano y aplica también a Diosdado Cabello, considerado uno de los líderes más influyentes del chavismo.
Medidas para reforzar la presión política y económica
El anuncio forma parte de un paquete más amplio de sanciones que incluye restricciones de visado para unas 2000 personas vinculadas al régimen venezolano y sanciones económicas adicionales contra empresas estatales, como la aerolínea Conviasa.
El gobierno de Joe Biden también estableció una recompensa de 15 millones de dólares por el ministro de Defensa, Vladimir Padrino López. Según un alto funcionario estadounidense, el objetivo es “cercar a la élite chavista” y respaldar al líder opositor Edmundo González Urrutia, a quien varios gobiernos reconocen como presidente legítimo de Venezuela tras las elecciones de 2024.
Acusaciones de narcoterrorismo contra la cúpula chavista
Las autoridades norteamericanas acusan a Maduro y a otros altos funcionarios de cargos relacionados con el narcoterrorismo, incluyendo tráfico de drogas y lavado de dinero. Estas acusaciones, según el Departamento de Estado, refuerzan la necesidad de aumentar las sanciones y recompensas para debilitar la capacidad operativa del régimen.
“Hoy debería estar asumiendo González Urrutia y no Maduro”, declaró un funcionario de alto nivel de EE.UU., enfatizando el respaldo internacional a la oposición venezolana.
Reacción de la comunidad internacional
La Unión Europea también emitió un comunicado anunciando sanciones contra 15 funcionarios chavistas acusados de socavar la democracia y violar derechos humanos. Sin embargo, aclaró que las medidas están diseñadas para no afectar al pueblo venezolano ni a la economía local, destacando la importancia de una solución negociada.
El gobierno de Venezuela, liderado por Maduro, ha rechazado estas acciones, calificándolas como intentos de “injerencia imperialista”.